Anoche, desde las 22:30 y hasta las 0:30 de hoy, con la promesa constante de su presencia en vivo, como hicieron otros de la segunda línea de candidatos, el verdadero cierre de campaña del Frente para la Victoria se produjo en el hit televisivo Gran Cuñado, conducido por el cuervo Marcelo Tinelli, que al final terminó hablando en vivo y en directo a la Quinta Presidencial de Olivos con una plaza del Poder Ejecutivo y ministro de economía, el pingüino Néstor Kitchner, quien demostró un gran sentido del humor, que no por nada le regaló un estadio polideportivo nuevecito en Bolívar para que se luzca su equipo de voley profesional. El de Río Gallegos, en tono bien jodón, con todo lo jodón que tienen los tonos jodones, lo cargó a Clarín, si no le iban a cortar la trasmisión, etc., etc., todo en medio de un presunto gran debate sobre la nueva Ley de Radiodifusión que justamente tendría el objetivo de cercenar oligopolios varios, sobre todo el que encabeza Herrera de Noble-Magnetto. En cambio, el retraso en mandar el proyecto al Congreso por parte de la otra plaza del Poder Ejecutivo y los rumores últimos de que por bajo cuerda ya había un principio de arreglo entre los nervios de Clarín y el hombre malo de la política argentina, anoche quedó bien claro que ni Clarín se pelea nunca con el poder ni el león es tan fiero como lo pintan. A partir del lunes, escrutinios sobre la mesa, se discute el reparto de la torta como corresponde, un repartito en el que ya entró la ultraoficialista Página/12 y el bueno de Alberto Pierri con su Canal 26, Telecentro, Papelera Tucumán & Co.
Hablando la gente se entiende y vienen tiempos de consensos.
