viernes, 19 de junio de 2009

UN BOTONCITO DE MUESTRA, NADA MAS


Ayer una Cámara de Casación bonaerense revisó los 5 años de prisión por encubrimiento en el asesinato de su mujer al viudo Oscar Carrascosa y la zampó por la nuca la perpetua, un obsequio inesperado que no consiguió alterar al que fuera marido de María Marta García Belzunce, dada de baja de cinco balazos en la cabeza, y velada con el respectivo certificado de defunción, enterrada en la Recoleta luego del consiguiente responso y vuelta a abrir el féretro porque lo que prima facie, a ojo de buen cubero y clínico de los forenses habían considerado un coscacho contra una canilla de la bañadera, no va que resulta ser el cargador de un revólver. Y eso que le habían errado uno de los seis originales del tambor. El hermano lo encontró en el piso del baño, lo calificó para la eternidad como el pituto y lo tiró al inodoro, botón, su ruta. Al otro día hubo que revolver entre la mierda del pozo ciego para certificar que era proyectil que faltaba. La vuelta atrás se debió a la apelación sagaz del fiscal Diego Molina Pico, que estuvo presente la noche del velorio junto con el comisario, como si fueran dos deudos. A ella la velaron sin cajón, toda maquillada en la cama matrimonial, y durante toda la noche le hizo la pata el imperturbable Carrascosa, al que dicen que no le altera el gesto ni un tsunami de Indonesia. Todo esto en un country de Pilar, mi viejo, mirá si va a ser en la Villa 21. Lo bueno del nuevo fallo es que uno de los jueces es íntimo del almirante padre del fiscal, entre otras cosas, y que desde el 2002 en que ocurrió hasta acá no ha dejado conforme ni a los loros que paran en el monte del lugar tan paquete. No ha sido el único fallo sonado y la bola echada a correr es que en juzgados y cámaras varias hay un contrarreloj para sacar causas resonantes por obvias causas electorales que son del dominio y del creciente esgunfio público. Por supuesto, como está de moda, el condenado en un primer momento quedó libre de toda libertad y si se quiere ir más de 500 kms del lugar fijado de residencia le tiene que pedir permiso al botón de la esquina. Ahora, como la Cámara correspondiente no había dicho nada de meterlo en chirona esperó la apelación respectiva del fiscal Molina Pico y le mandó los patrulleros, discretamente televisados a distancia, todo difundido por la escasa prensa oficialista, sobre todo que esta noche pernoctará con presos comunes, aunque aislado, en un camastro de cemento y sin calefacción, como cualquier otro, hasta que se decida a qué penal enviarlo y si otra instancia superior, como las Cortes Supremas respectivas, no deciden lo contrario.
Con lo de botón, aclaramos, quisimos referirnos al de muestra, quisimos decir. Se entiende, ¿no?