jueves, 22 de octubre de 2009

¡QUE OLOR A DINAMARCA!


Entramos al Mundial de Sudáfrica con el culo ensalivado y ahora se la chupamos todos, no sólo Clarín, como en el 86, cuando estaba en dupla con el Narigón. De Nárvaez dice que le rompió el culo a los pingüinos y el fino, paquete, acaudalado y atildado Lole les recomienda que se metan la cantidatura en el medio del culo. Los execrables extremistas de Quebracho, innombrables hasta hace unas horas, se abrazan con D'Elía en público, si hasta los colitas frescas pronto se van a casar por Iglesia para qué seguir ocultándolo. En Jujuy la columna de 30 mil milicianos armados convergiendo sobre el Gran Puerto de los 90, a la cabeza el comandante Perro Santillán sin vacunar con una vincha de pirata Morgan, se han convertido en medio millar de modositos cuadros profesionales a cuyo frente está la Milagro Sala, cuentapropista estatizada a 3 palos verdes por mes, tres empresas de transportes y varias fábricas medianas, reiterando el Capitalismo de Estadoi, que se maneja en una Frontier porque andar en Citröen Patito es una berretada. El Pelusa no tiene pelos en la lengua para denunciar por el canal de todos la conspiración de Bilardo-Daniel Vila contra el papi Grondona para quedarse con la AFA y la tele, olvidándose el día de la clasificación quién le armó el equipo y quién daba órdenes, camuflado de bichito de luz o Chapulín Azul Marino, como lo escrachó Canal 13. A Macri, si todavía le quedaba algo, se le terminó de caer la careta y el Kaníbal Fernández y los boys de la Federica le pusieron a la luz del sol un aparato de inteligencia medio groso que había armado el fino Palacios para escrachar paisanos disconformes todavía con lo de la AMIA y a Paraguayos ex dueños del fútbol, responsabilizándolos de supuestos delitos cometidos en Jujuy por un juez que lo han visto comer en la mesa del ex presidente por un ratito Ramón Puerta. Al hijo de Emilio Pérsico, un pequeño productor agrícola, líder de la agrupación Evita, también funcionario oficial, le escrachcaron al hijo con un auto oficial cargando unas plantitas de marihuana en Ensenada, de la plantación berreta de un concuñado. La mayoría de la gente todavía cree que Guillermo Moreno es irremediablemente malo y altera todas las cifras de la economía porque se le canta y la tiene más más grande. Su superior jerárquica, que tendría que ser la responsable de todo porque está obligada a poner el gancho, la presidenta, pobrecita, no tiene nada que ver, ocupada como está en recauchatarse constantemente la caripela y verse obligada a quedarse en Olivos y no ir a yugar aunque sea 8 horas diarias al despacho presidencial. La educación secundaria va a ser totalmente reformada y va a haber menos días de clases, más posibilidad de faltar, chau a las expulsiones por hacer quilombo y otras conquistas que paso a paso nos llevan a que con primero inferior aprobado sin cortapisas se puede ingresar directamente a la universidad. Sin examen de ingreso, por supuesto. El fútbol gratis para todo permite que cualquier argentino, sin distinción de clase, social, raza o granitos en la cara pueda comprobar el nivel bofe que ha alcanzado el otrora insuperable balompié criollo y que los referís no sirven ni para soplar la quena, si es que los partidos no están arreglados en todas las divisiones. En un hecho inédito, como si ya no lo fuera un Poder Ejecutivo de dos plazas, inédito y además del que ya nadie ni siquiera habla, el 28 de junio pasado ganó la oposición para que K tenga más poder y haga lo que se le cante en una legalidad de ano tan tolerante que parece de látex. A un descocado juez bonaerense se le dio por decir en público la connivencia que hay que entre La Maldita y el Delito Organizado, pero para eso está el Ministro de Justicia que le enchufó un juicio y que lo pruebe si es macho. La puta oligarquía y el gorilaje están desesperados, llaman a paros cívicos, ya como antes no se puede confiar en las reservas morales de la Patria con jinetas para que terminaran de afanarse todo y de paso matar unos cuantos, antes que nada porque después ni los deudos se ponen de acuerdo en cuántos fueron, y segundo porque ya no está quedan ni qué afanar. Insistamos con la pregunta secular, patriótica y sin vacilaciones: a este paso, ¿a dónde iremos a parar?
¡A donde estuvimos siempre, boludo, salvo cuando algunos tilinguitos tiraban manteca al techo en París!