Qué pedal, loco. Por más que lo adornes con la florcita no es el barco el que se mueve y la errrre ésa no está en la partitura. Te viniste a Buenos Aires, era una pirujona, te montaste un embale macho y encima le das a las botellas. Tenés cinco en la mesa y seguís llorando. Pará un poco. Te vas a terminar tomando la presión. Y si te escucha, será un cascajo, pero tiene algo de oreja. No vuelve ni con los marines de Obama. El muchacho se llama Wen Arto, textual, y para en los principales bares de Yakarta. Si van por allí, ya saben.