lunes, 15 de agosto de 2011

PRIMARIAS EN EL PAIS DEL JARDIN DE INFANTES





Un categórico 50% y chirolas en todo el país le sirvieron al kristinismo para alzarse ayer con algo más que un triunfo. Segundeando cómodos aparecieron Eduardo Duhalde y su anunciada rebelión en las urnas y el hasta enternecedor voluntarismo que pretendió emular al su padre de Ricardo Alfonsín con poco más del 12% y apenas una centésima de diferencia entre ellos. Hasta cierto punto una más que aplaudible perfomance logró el médico socialista Hermes Juan Binner, actual gobernador de Santa Fe, al frente de una coalición socialdemócrata con un poco más que el 10% y que no tuvo tiempo, ni plata, ni estructura partidaria para hacerse conocer en todo el país, donde apenas si en los últimos días lo habían escuchado recién nombrar por primera vez.
Una derrota demoledora se llevó el Proyecto Sur de Pino Solanas, que no alcanzó al 1% y que por lo tanto pierde el derecho a presentarse en octubre. También poco auspiciosa fue la perfomance de la Coalición Cívica y su otrora relumbrante líder, Lilita Carrió, que apenas sobrepasó el 3%. Para los enigmas de la historia quedan los Rodríguez Saá: obtuvieron un poquito más que el 8%.
La mezcla de conmiseración, chacota y humor en que se convirtió para ciertos sectores la prédica de José Saúl Welmut, públicamente conocido por el alias de Jorge Altamira, al frente de una coalición de izquierda y de mediáticos que se colaron para darle una mano y que alcanzaran lo que ellos pedían, que eran 400 mil votos, para un supuesto 1,5% que no los dejara con la ñata contra el vidrio en las elecciones de octubre, lograron su objetivo. Por lo pronto, más de medio millón de votos para nada despreciables, un casi el 2,5%. Altamira, encima, tuvo a su cargo poner una desusada cuota de humor al salir de la escuela del GBA donde votó y lo encararon las cámaras: "Ahora me faltan 399.999", dijo riéndose con todas las ganas.
El oficialismo, a la hora de los festejos, inusitadamente prefirió la mesura. Hizo bien. Ojalá le dure. Están disfrutando épocas de vacas gordas, más bien de yuyitos obesos,  y le quedan en las cuentas varios muertos, sin contar los glaciares y la megaminería, sin contar un dócil juez federal tapado con las causas que la Diosa Fortuna le manda siempre a él y un maletín, todavía secuestrado en la Aduana, con 800 mil dólares adentro que un venezolano no pasa a retirar. Como tampoco el intento de un papirotazo fallido que había batido todos los récords de las desvergüenza. Y también demostrar que cuando se nubla un poco no tiene empacho en olvidarse de todo lo que dice y acostarse en la misma cama que el Diablo. Pero nada es significativo; todo pasa de largo. El periodista de espectáculos Jorge Rial, en una improvisada salida al aire anoche, lo llamó el proceso de teflonización que recubre a la presidenta: "No se le pega nada. Scholklender, Zaffaroni y todo lo demás es materia de preocupación para nosotros, los periodistas, nada más."