martes, 9 de agosto de 2011

AMADO BOUDOU, HACIA UN GRAMMY EN ECONOMIA




Si se lo mira bien, no es ninguna novedad. La presentación de Atahualpa Yupanqui, en 1945, como afiliado al PC, se hizo en el Luna Park. Juanita Larrauri tenía lo suyo como cantante de tangos y largó todo para irse junto a Eva Perón. Pero el derrame de grasitud que entre otras cosas significó el menemismo trajo una etapa especial de la farandulización de la política. Palito Ortega llegó a la gobernación de Tucumán y a ser candidato a vicepresidente, secundándolo a Duhalde. Ahora es binorma del marplatense Amado Boudou tiene algunos contornos particulares. En su ciudad natal fue rockero, disc jockey  y militante universitario de los liberales. Con el flamante título hizo una primera gira, tipo funcionario político, por el borde del Atlántico que incluyó el Partido de la Costa, Pinamar y Gesell, con algunos chispoteos en las cajas. Nacido en noviembre de 1963 aparece en el gran escenario político capitalino de la política nacional de la mano de Néstor Kirchner en el ANSES, pero antes había hecho estación nada menos que con Luis Barrionuevo que siempre se ufanó haberlo encarrillado a la ovejita descarriada por el sendero correcto del justicialismo. Pero las relaciones entre peronistas de todo pelaje son como los amores de estudiantes a los que supo cantarles Gardel. El que no tuvo empacho en autocaracterizarse como ultraalcagüete del menemismo dijo del que acababa de ser nombrado ministro de Economía que era "un parásito, no existe."
En la carnestolenda actual, con el entusiasmo artístico de Mauricio Macri para cantar y bailar en público, Boudou debe haberse visto en la suya y decidió retornar a sus lides juveniles, cuando se ganaba la vida como disck jockey en jornadas rockeras en La Feliz. Luego de comprarse dos pisos en la torre más cara de Puerto Madero, uno para alquilar, y también dos Harley Davidson, una para él y otra para la novida periodista de tevé que duró menos que una mariposa al acusar como panelista del Canal 9 que Martín Redrado es gay, se recicló rápido. Los había presentado un amigo común, se los servicios y practicante de un periodismo tirando a cuestionado. Y no tardó en aparearse a La Mancha de Rolando, una banda nacida en 1991 en Avellaneda, tres años después graban su primer disco y en 1998 siguen empelechando como atracción en Cemento, el primer local de Omar Chabán.
El grupo es un quinteto regenteado por Manuel Quieto, Manu, sobrino del guerrillero Roberto Quieto, fundador de la FAR marxistas y desaparecido como integrante de la cúpula de los Montoneros, en un episodio para nada claro porque a la aparente muerte en manos de sus captores uniformados, de haber zafado lo esperaba el paredón de sus compañeros acusado de batidor. La mescolanza actual, de netas características multimedia, como no podía ser de otra manera, se debe a la entrada en escena de La Cámpora, una juventud delivery bastante apegada al profesionalismo de las funciones de Estado. El hit en que están enroscados todos ellos, con roces con el PRO macrista por lo que consideran un uso indebido, es Arde la ciudad, donde la letra recuerda el Mundial 78 y las cercanías del Monumental con la infausta ESMA.
Según las encuestas, el entusiasta guitarrista y vocalista tiene todas las chanches de suceder al aerobista mendocino Julio César Cleto Cobos en la vicepresidencia del país. La actual presidenta, luego de un largo misterio puesto en escena, lo eligió como coequiper por considerar que le arrimó dos ideas fundamentales: los fondos del ANSES y se trata de un hombre que se adapta fácil a todo tipo de cambios. Y el guitarrista rockero es un tipo esencialmente cambiante, como lo señalan algunos testimonios.