miércoles, 6 de octubre de 2010

A LA REALIDAD NUNCA HAY QUE ABRIRLE LA PUERTA

Reproducción facsimilar de la tapa del trabajo. Para leer y/o bajar edición online, un clic en el subrayado.
Y MENOS MOSTRARLE LA ROJA AL CUARTO PODER PONIENDO ESA TRUCHITA
Ya está en la web el trabajo que demuestra lo obvio aunque para la mayoría no lo sea. El fútbol es mucho más importante que lo que creen los intelectuales de probeta y mucho menos dramático que lo que deliran los relatores deportivos.  Es cultura popular y en tanto juego, el más importante formador de cultura de que se tenga memoria, aun antes que el complejo de Edipo, como dejó sentado en 1936 un intelectual de la talla del holandés Johan Huizinga. Es una de las bases de la identidad social, sobre todo en el capitalismo, del se ha erigido como símbolo y emblema.
No es que no hicieron caso. Ni estaban enterados. Los más cultos leen Olé de ojito y apenas de corrido. Ahora, cuando se les entró a venir la estantería encima, más o menos a las dos horas que se fue Elizondo, corrían para todos lados, llegaron a pedir asilo diplomático en Río Gallegos y  El Calafate para de paso comprarse otros terrenitos. Les apareció la 125 y cuanto chacarero con abrojos andaba por ahí los corrieron a alpargatazos, perdieron elecciones hasta para una subcomisión de bochas en la Pampa de Achala, al yacaré de Antonini Wilson le dan justo ganas de cagar cuando tenía que pasar la valijita por el scanner y después trataron de explicarlo como si fuera la nueva Caperucita, etc. Mejor ni hablar del despelote entre El Tuerto Muñoz y El Pelado Giménez. Ni de cómo los triperos fueron a menos por unas chauchas para que Boca saliera campeón y los pincharratas de mierda se quedaran con la jeta en el vidrio. La mamá de la presidenta, doña Ofelia, en el medio del despelote, entre levantadores de quiniela y chorizos a la genovesa, la nena que se aprestaba a ponerse y comprarse todo lo caro y paquete que hay en las mejores boutiques del mundo. Ni Maradona los salvó. Y los que escribieron en el país, trazando la amalgama entre Villa Fiorito y toda la república, pobres, no alcanzaron a leer este trabajo. Si quieren echarle un looking a lo que sacaron en la Madre Patria y acá reprodujeron con desesperación La Nación y Clarín el mismo día, con tal de echarle un poco más de mierda a los Kirchner, no somos celosos. Deánle clic al subrayado, dale. Pero siempre lo urgente matando a lo importante, como gustaba decir la Mafalda. Lo que está arriba es otra cosa. Puro jugo de tablón, vea, y aproveche que estamos dadivosos y no le vamos a cobrar nada si lo lee dos veces. Salú. Si no encuentran nada mejor que esto, por decirlo de alguna manera, váyanse al Twitter, váyanse porque para mandarlos donde corresponde no alcanza con los 140 bytes que los generosos te dan para expresar pensamientos que con 40 sobraría.  Y como oferta de colectivo, para todos aquellos que cuentan con un móvil con el que pueden leer TXTs de todo tipo, lo más cómodos en el Subte C a Constitución a la hora o en el Sarmiento a Castelar a cualquier hora, se lo pueden bajar de un saque y sin ningún de MSM o cargo (salvo la conciencia, claro) desde http://www.wattpad.com/.
Ahora, si se fija en la fecha en que fue puesta originalmente esta entrada, sacarán la cuenta que El Lupo, como le dijeron siempre en su Río Gallegos natal, andaba recién con serias fallas en el cuore, pero vivo. No llegó. O no quiso llegar hasta la verdad. Justo un año antes del fatítico pronunciamiento de las elecciones le falló del todo y se fue entre un aluvión de gente consternada, llorosa y una tormenta de aquellas. Dejó cuentas sin pagar en varios rubros y las suficientes dudas, cantidad de interruptus como para acceder al parnaso argentino de las idolatrías de primera mano. Tal vez por eso ahora conviene echarse estas miraditas sobre el hombro y ver cómo todo el futuro ya está presente en lo que va sucediendo, sólo que nuestra proverbial ceguera y en los últimos tiempos una enardecida pelea de perros no dejaba escuchar ni ver nada.
Vamos, venza esa timidez. El mundo es de los valientes.